sábado, abril 15, 2006

Guía Básica para Conocer a la Suegra



Las suegras, las suegras, las suegras, quizás si escribo tres veces esas palabras pasa lo mismo, que cuando Winona Reider decía: Beetlejuice, Beetlejuice, Beetlejuice. (en una de esas jajaja)

Las suegras son toda una institución, una marca registrada, un estado, tal como la niñez, la pubertad, la adultez y ser suegra.

Convertirse en una es un proceso maravilloso y digno de observación. ¿En qué momento esa joven o esa mujer de simpatía única se convierte en una bruja y hechizera capaz de volver la vida de cuadritos de inocentes?. Se lo dejo al tan de moda National geografic.

Y es que querámoslo o no, la mayoría nos convertiremos en suegras. Sin embargo, según mi acabado estudio, podemos tener dos tipos de suegras:
- Si somos hombres: La mamá de nuestra polola o novia o lo que sea.
- Si somos mujeres: La mamá de nuestro pololo, novio o lo que sea .

Puede parecer aparentemente similiar, una vocal y listo... Pero NOOOOOOOOOOO
es diametralmente diferente y requiere de un actuar diferente, sobre todo para las mujeres.

En este caso ayudaré a mis congéneres creando un pequeño listado de como actuar cuando se conoce a nuestra querida suegra: LA PRIMERA VEZ.
  • LA PRIMERA SIEMPRE DUELE:
    Vaya que en todo orden de cosas es verdad. La primera vez en todo, es una aventura. La primera vez que se conoce a la suegra, es el indicio y la primera piedra de cómo se desarrollará la relación, digamos, posteriormente (claro, si es que llega haber un "posteriormente"):

    Cuando uno se pone a andar, pololear o insisto "lo que sea con alguien", existen también dos opciones: que funcione o no.


    Sí efectivamente encontramos ese alguien que nos ha robado el corazón y que cada dos minutos pronunciamos su nombre; es porque la cosa aparentemente puede avanzar más allá.

    Con el pasar de los días, las semanas y los meses, la relación cada vez se vuelve más cercana y las confianzas se acrecentan. Olvidas todo protocolo y ahí estamos frente al hombre que amamos, pero ahora con ventajas:

    Digamos, que avanzamos en tiempo y los más adelantados, sólo dejan pasar algunos meses y se pone en la mesa el tema: de conocer a los padres. Algunos escogen lugares neutrales, como un restaurant, una visita pasajera, etc.


    Mientras que otros, se envalentonan e invitan a pasar ese fin de semana a su amor. Ese fin de semana, que se yo, que se celebra una fecha especial o sencillamente porque ya la cosa no da para más y urge la presentación formal.

En el caso de las mujeres: Nuestro objetivo es claro: La conquista de la madre.

Nuestra artillería pesada, mejores sonrisas, los más atinados comentarios y nuestra inteligencia debe ser dirigida a ella, a la madre de nuestros, también retoños.

Digamos que si conquistamos ese reducto, en términos futboleros, se nos abrieron las puertas del cielo y hemos puesto nuestra bandera en aquel "monte infranqueable".

Y es que conquistar a la madre de nuestro pior es ná es una buena tarea que como en todo orden de cosas, a veces requiere de seguir ciertas reglas, que mujeres, se repiten y que podemos poner en práctica, sobre todo en aquella, apoteosica, primera visita:
  • NI MUY PROVOCATIVA, NI MUY SANTA
    Para las madres, nunca seremos lo suficientemente buenas para su retoño, y es que nos estamos llevando la joya, lo mejor de la camada. La primera impresión debe ser más que aceptable. Nuestra ropa debe ser adecuada. Y a qué me refiero con adecuada.
    Nada de escotes muy pronunciados, ni pantalones extremadamente apretados, tampoco la idea es ir con un buzo roñoso, sino buscar quizás ese pantalón que usamos para disertaciones y ese sueter que nuestra tía nos regalo, porque nos encontró muy mal vestidas. De la combinación de las prendas, ahí no me meto, pero la idea tampoco es que se parezca una frutera. Se acepta la zapatilla.
  • A COMERSE LAS RISAS.
    Todas sabemos que en determinado momento de nuestra relación, ya olvidamos la compostura y reirnos del pior es ná es casi un placer, recordar cosas avergonzantes y etcs. Sin embargo, aunque derrepente con su "nueva familia" empiecen a hacer pedacitos al "susodicho", ustedes no emitan mayores comentarios y risas más que moderadas. No hay nada que moleste a una madre y es QUE UNA EXTRAÑA SE RIA DE SU RETOÑO, por más que ella, lo este haciendo. Esa es un trampa típica.
  • PAQUEARLO QUEDA PARA OTRA OCASIÓN.
    Otra cosa que hay que tener ojo en la primera visita, es jamás, pero jamás acusarlo, con frases típicas, como:
    - Sí, tía o Sra. el juanelo, fuma como carretonero, yo le he dicho, que su salud, que el cancer, que etc.
    - Sí, yo le he dicho que no coma tan tarde, que cuide su peso, que haga ejercicio.
    - No me hace caso tía, que bote esa polera roñosa.
    Y es que ser acusete en la primera vez con la suegra es un arma de doble filo. Quizás en una segunda o en una tercera, pero jamás en una primera, puras cosas buenas de su retoño es lo recomendable.
  • SRA O TÍA
    Convengamos que esto, es dependiendo de la edad, normalmente en la edad que van de los 17 a los 21, el decirle tía a la SUEGRIS, es bien visto, sin embargo, después de los 21, suena medio tirado de las mechas decirle TÍA, a la mamá de nuestro pololo, porque pasada esa edad, lo más probable es que su retoño ya se haya metido en nuestras camas y que yo sepa, yo jamás me he acostado con el hijo de una TÍA. Sra, viene más con las congeneres de 22 hacía arriba.
  • EL REGALO PARA EL DUEÑO DE CASA O LA FAMILIA.
    La primera vez es fijo. No podemos llegar con las manos vacías, llegar con un vino, es lo que más se estila, pero también alguna delicia, llamese pastel, tartaleta o algo, pero NUNCA con las manos vacías.
  • CUIDADO CON LA BEBIDA.
    ¿Un vaso de vino, Mijita?, es la pregunta.
    A la hora de almuerzo o quizás previo a un asaito, será el momento en que los ojos de la suegris se nos clavarán. Lo recomnedable amiguis, es que acepten una copa, pero la hagan durar un tiempo considerable, la idea es que la segunda o tercera copa, sea cuando nuestra suegris también se haya relajado y no nos juzgue, ni piense que tenemos problemas con la bebida. Si, alguna de las congeneres, no toma, quizás es mucho mejor.
  • COSTUMBRES DE CASA EN OTRA CASA
    Otro tips importante es el tema de el levantarse en la mañana y el ducharse. La idea queridas amiguis, es no levantarse tan tarde cuando se esta en la casa de la Suegris, Una hora prudente es entre las 10.30 y las 11 e irse a duchar y poner ropa de calle inmediatamente. En la primera vez con nuestra "amigui forever", es conveniente que no nos vea pasearnos desmedidamente en pijamas.

    Cuando llegue la hora de ducharnos, amigas por favor seamos breves. Las duchas largas las dejamos para la casa.
Sé que muchas dirán: mi suegris es lo más dije que hay, y les creo, el Señor ha dejado de todo en su viña, pero de que las hay jodidas, las hay, y es mejor estar preparadas y saber que terrenos pisamos para así, haya una segunda y una tercera vez.
Y un mensaje para quienes ya se han enfrentado a más de una: ¿Qué más agregarían?

sábado, abril 01, 2006

Hijita de Papá



Tengo 23 años (bueno los cumplo el próximo sábado, pero es como lo mismo), en fin... digamos que no es una graaaaaan edad, pero tampoco me cueso (se escribe así???) ya en un sólo hervor, ni tampoco digamos que ando arrastrando la mítica bolsa del pan.

Mi relación familiar ha ido de menos a más y podría calificarla como lo más normal y feliz del mundo.

Sin embargo, mi relación padre e hija derrepente raya los límites de la extrañeza.

Hace exactamente un mes y algunos días mi papá por primera vez me vio lo que se llama abosultamente ebria. (es vergonzoso decirlo), pero también me provoca una extraña sensación de reirme de mi misma. (a lo bridget Jones).

Mi papá es un tipo excelente, ha tenido "sus caídas" como todos en esta tierra, pero de todas maneras sigue siendo el que aún me persuade de las maneras más increíbles. Nunca olvidaré la vez que salí a comprarme ropa con él. !Grave error!, se metió en todas mis decisiones y finalmente terminé comprando LO QUE ÉL QUERÍA. Una parka en donde cabían dos Angelas más, mis compañeros de curso, me molestaron a más no poder.

Prometí nunca más invitarlo a tal expedición, sin embargo, a veces y sólo a veces sigo tropezando con la misma piedra. Y termino claudicando a mis decisiones.

A mis 23 años mi papá sigue tratando de controlar lo incontrolable y aunque debo decir que he ganado varias batallas, creo que la guerra aún no.

Seguramente, como les debe pasar a la mayoría de los padres y sobretodo con las hijas, el me debe ver como su hija chica, la que no ha crecido.

El año pasado por estas fechas, recuerdo que mi mamá había ido a ver a mi abuela y nos quedamos él, mi hermano y yo. A la hora del almuerzo, se me ocurre decirle que estaba saliendo con "alguien", (todo esto contextualizado en que semanas antes le había comentado que había terminado con un antiguo pololo), todo iba bien, hasta que le dije la edad. No se le pararon los pelos, ni nada, pero me miro de forma especial. Todo esto mientras mi hermano desde atrás me hacía el gesto que ya no hablara más.

Mi papá no es bueno tratando de hablarme temas "peliagudos", se tupe y termina explicando raros conceptos o diciendo muchas cosas, pero no diciendo nada a la vez y es que supongo que nadie le enseñan o le entregan un manual al nacer un hijo de cómo debe criarlo.

El Rubén, se que esta conmigo, pero también ha sido duro en sus momentos, cuando tenía 18 y me fue horrible la primera vez que di la PAA, no me sobo la espalda, ni me consolo. Me reto.

Cuando entre a la U, era el más orgulloso. Pero se encrespo cuando le dije que iba a vivir con amigos y "no en una pensión".
5 años después, ese es mi triunfo, haberle demostrado que yo tenía razón.

Sé que es nocivo pensar en una lucha constante. Yo adoro a mi papi, y ha sido la persona que mayores alegrías y penas ha provocado en mi vida, pero bueno, así es cuando se ama a alguien.

Sé también que en unos meses nuevamente tendremos "discrepancias", ideas nuevas que se me han metido en la cabeza. Y es que creo que él nunca dejará de involucrarse o meter aunque sea un poco su cuchara. Lo más seguro es que cuando elija algúúúún día mi traje de novia, capacito, el trate de elegir uno a su gusto.