El que no salta es LOCEr

Los conflictos, tal como los seres vivos, nacen, viven (se desarrollan en este caso), y mueren.

Que la revolución pingüina, que la Marcha de los Pingüinos (término que ya habíamos acuñado en este blog), que un momento histórico, que una oportunidad única de cambio, que la coyuntura, que esto y que lo otro.

De acuerdo estoy, con que hace bien reclamar por derechos. Tal es el dicho: que guagua que no llora, no mama.

Sin embargo, y como siempre en nuestro país tratamos de ver las cosas que nos conviene ver, oir o interpretar. Tal como mi abuela, que media sorda y todo, mágicamente su oido funciona cuando lo que oirá le gusta.

Derogar la LOCE, es bastante difícil, no porque no hayan ganas, ni esfuerzo, ni las personas idóneas (bueno eso me merece algunas dudas). La LOCE más que la última ley de la Dictadura de Pinochet, es la garantía de que la concertación y la derecha (nuestra honorable clase política) sigan gobernando, hasta el fin de los días.

Nos conviene tener al pueblo: mal educado y con escasas posibilidades de educación. Así los Larraines, los Foxley, los Zilic, los Bachelet y tantos otros pueden dejar a los hijos, de sus hijos y de sus hijos en los mismos puestos.

Por otro lado, imaginémosnos que efectivamente se hace una ley, super duper ultra moderna y que permite el acceso a todos a la educación. Si no se resuelve de fondo el tema de los quintiles más pobres y de la clase media. De qué serviría si aún hay niños que duermen en casas tapadas por plásticos o niños haciendo las tareas en las cocinas de sus casas, o niños que por causa de qué sus padres tienen que trabajar 32 horas al día, están solos, más solos que los mismos niños que vagan por las calles.

Es una visión pesimista, LOCÉ, pero derrepente y sólo de derrepente hay que sacar la cabeza afuera de la efervescencia y preguntarse:

"¿Estaremos realmente en un momento clave?"

¡Yo creo que es un momento más!