viernes, noviembre 23, 2007

Bienaventurados los Puntuales porque ellos llegarán primero al Cielo

Si hay una cualidad que no poseo, esa es la puntualidad.

Siempre las estrellas y la luna cruzada con algun planeta se ponen en mi contra para llegar tarde a todas partes y saben... no me enorgullece.

El relato es corto y sencillo, hoy debía llegar a las 17.00 horas a una reunión.
De mi casa al lugar de la cita me demoraba algo así como media hora. Por lo tanto para andar bien, debía salir unos 40 minutos antes.

Terminé saliendo 15 y todo se conviertió en las típicas carreras de siempre. Llegué acalorada al lugar, tarde, muy tarde y ya de mal humor.

Pero ustedes se preguntarán, ¿por qué?

Lo de las mañana al trabajo y las llegadas, las tengo asumidas, sencillamente, quedarse calentito un ratito más o el sueño y la permisividad de mi jefe han mermado mi puntualidad (qué verguenza este mea culpa).

Pero lo de los compromisos sociales v/s mi puntualidad sencillamente han hecho que ni mi santa madre crea cuando le digo que llegaré a tal hora.

Siempre recuerdo cuando adolescente y las primeras salidas a fiestas. Papá decía:
Angela: "aquí a las 12 en punto (hora referencial, me hago la bacán); nada de estar llamando que un minuto más, que una hora o toda la noche".

SIEMPRE, terminaba llamándolo y rogándole por esos minutos más.

Hoy cuando me junto con amigas, saben que: "El voy llegando"; "Estoy llegando"; "o el estoy a una cuadra", son alguna de mis frases de la gran bateria que tengo para salvarme de las llegadas tardes.

Lo otro es que me he dado cuenta que la cosa genética también afecta, mi papá es lo más impuntual que hay y me he dado cuenta que tengo un rasgo que siempre le critique que es darse veinte mil doscientas vueltas antes de hacer algo. plop!!!

Sin embargo, frente a mi "adicción" a la informalidad, como llamarían los antiguos, tengo una defensa, a mi no me molesta la IMPUNTUALIDAD.

Porque no faltan los patudos que son impuntuales y que más encima se molestan con los que llegan tarde. No, no señor, yo comprendo al pobre pecador atrasado.

Aprender a llegar tarde no es una cualidad, para nada, pero sí se convierte en un arte cuando uno la aprende a dominar y cada día uno se va superando.

Estas cabilaciones retrasadas, espero no me pasen la cuenta y finalmente tenga que aprender a ser puntual a punta de un buen costalazo que me haga llegar a la hora a todas partes...

2 comentarios:

Natalia Lepe dijo...

Al lado de la Ingrid tu puntualidad es una arpargata, entre tú, la ingrid y mi mamá me contagié tmbn de la imputualidad

Sebastián dijo...

Wuajajajaja...

Yo tb generalmente ando contra la hora... pero solo me atraso algunos minutos... (qué son 60 minutos!... nada! :P)


Me gustó lo que escribiste =)

Saludos... y que superes tu "impuntualidad genética" =P