miércoles, mayo 03, 2006

Un año





Me encanta el invierno, porque a las 6 de la tarde ya está oscuro. Caminar desde la Universidad hasta mi casa, mientras veo como las luces de la calle Roosvelt dan esa sensación de que fuera más tarde de lo que parece. Llegar hasta Freire con Ainavillo y comprar en el "Almacén Freire", mientras mi casero ve el termómetro y es que mi casero no se anda con chicas.

Kamadi, queda una cuadra más allá, en la esquina de Maipú y Ainavillo y es que si hace cuatro años me hubiesen dicho que iba a vivir a una cuadra del proveedor más grande Copete de Conce, no me la hubiese creido.

Así está la vida por acá con días en los que se piensa más, y otros menos. Con las mismas leseras de siempre y las mismas tonteras por las que nos reíamos hace los mismos meses atrás.

¿Qué haré en unos meses más?. Nada está lo suficientemente claro y no tener ciertas certezas es mucho más de lo que puede soportar alguien, que la mayoría de las veces ha tenido certezas en su vida.

Textos llorones pueden ser estos, sin embargo, no son más que líneas para que en los archivos de mi blog, aparezca el mes de mayo. Hoy estoy inspirada, hace semanas que me pongo frente al editor de blogger y sólo veo un mantel blanco, con nada escrito, ni siquiera una foto.

Un año atrás estaba comiendo asado con unos compañeros y con mi parrila comprada en Sodimac. Un año atrás llamaba desde mi celular, a un hombre, que en ese entonces no sabía si me gustaba. Estaba con unos vinos de mala calaña en el cuerpo.

Semanas después, llamarlo entre copas de vino, ron y cerveza, se haría una costumbre.
Creo que podría calificarlo como amor a primera emborrachada y vaya que así fue.

El 4 de mayo, o sea mañana, pero del 2005, llovía en Concepción y era Martes.
(antes de seguir, me gustaría escribir, que me asombro de mi buena memoria, ¿será un don?)
Mañana es 4 de mayo, pero 365 después, las cosas están distintas. Hoy, el hombre al cual llamaba media ebria cada día que nos juntabamos, en la casa de mi amigui Isolina, pasea de la mano conmigo por Concepción, vamos al cine, comemos juntos, nos reimos, vemos TV y a veces sólo a veces dormimos juntos (esto lo debería censurar por si lo lee mi mamá)

365 días después, no sé si mañana lloverá de nuevo, tal como hace 365 días, y tampoco sé si nos encontraremos bajo la lluvia, en calle Maipu y me dará un beso.

¿Soy feliz?, mucho, pero el ser humano es incorfomista y me gustaría serlo más. Pero no lo digo en voz alta para que no me critiquen.

Han pasado 365 días. Y el tiempo me da asco con su rapidez.
La angustia cada vez me hace dormir más mal y amanezco toda adolorida.

Pero a 365 días del 4 de mayo del 2005, debo decir que cada vez que caigo en esas profundas cavilaciones entristecedoras, Carlos está ahí.
Para decirme Cosita, y abrazarme.

Hoy no necesito más que eso.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Te dire que cumpli 12 años de casado y trece juntos, y tal como vas es tal como empece. Los quiero a ambos y mucho, un abrazo y un beso para los dos.
GATO

Anónimo dijo...

en junio cumple un año mi blog... la evolución es posible aun escribiendo, aun pensando y repensando...

de todas formas no dejaré de escribir jamás. Aunque a muchos les pese lo que les diga

Anónimo dijo...

que te me habias perdido un gusto de encontrarte nuevamente saludos