lunes, junio 04, 2007

Cecilia

Recuerdo perfectamente la primera vez que Cecilia se cruzó por mi vida.
No la vi pasar, ni habló conmigo, tampoco fue una canción, ni menos la imité por idea propia.

Aquí la verdadera historia, de la mujer que me hace mella cada vez que la noche y los brillos del espectáculo están cerca de mí.

2001 fue un año difícil… aprendí a manejar, vi a mi papá con ojos verdaderos y no estaba en la Universidad, sino que en Preuniversitario.
Sin embargo, fui feliz.
Todas las porras de mis amigas estaban en Preuniversitario también, mi mamá se compró el “Meche” (un charade blanco del año 81), y se convirtió en mi compañero fiel de las andanzas.

Hábilmente tomé el horario más temprano de mi capacitación intensiva PRO UNIVERSIDAD. (8.30 la entrada – 11.30 la salida: todas tomamos el mismo horario, muy inteligentes las socias).

11.30 y quedábamos libreta. Mi hermano en el colegio y mis papás en el trabajo. Un día… con los amigos de esa época. Decidimos ir por unas tortillas del San Pablo (toda esta historia transcurre en Talca) y después al Cerro la Virgen a comerlas junto a unas ricas bebidas (eran bebidas de verdad, que inocentes éramos)… fue durante ese episodio, cuando Cecilia apareció en mi vida.

La Naty, mi amiga del alma… es más artista que yo y dice miren les mostraré una imitación que tengo y a todo pulmón comenzó a imitar a Cecilia, pero no a la Bolocco, sino a la verdadera, a la Tomecina.

Quedé tan impactada, lo hizo con tanta gracia y provocó tantas carcajadas que nunca lo olvidé.

El 2002, decidí tomar mis maletas y estudiar Periodismo en Conce.

Y en una de esas tardes de ocio, en esa ya cada vez más lejana escuela, un día les dije a mis compañeros:

Miren les tengo una imitación e imité la imitación de mi amiga Natalia. A Cecilia.

Desde ese momento, el destino de la artista y mío se cruzaron y causó tanto impacto, que ahora cada vez que voy alguna parte y alguien sabe de esa afición me la pide.

Ahora cada vez más y me tiene preocupada, porque me gusta.
Un día de copas, le dije al Negro, me hubiese gustado ser Show Woman, disfrazarme e imitar artistas.

Cantar, bailar y esas cosas. Hoy cuando subo al escenario, me refiero a mí como artista y me preocupa. Es raro.

Pero cada día más Cecilia está más presente.

1 comentario:

Carlos Reyes Bastías dijo...

Lo mas increible de todo es que esta caura tiene un jefe que le aviva la cueca y la motiva (pa no decir manda)a hacer el espectaculo mas aplaudido en las chistosas veladas peguísticas.

Felicitaciones Enyel, nos alegras cada vez que representas a tu querida artista nacionals

Charly