lunes, diciembre 26, 2005

Las mil Primaveras

Desde el baño de mi casa en Talca podía escuchar la conversación que tenía por teléfono mi papá, con su mamá, y no es porque mi papá estuviese demasiado cerca del baño hablando, ni porque el lugar donde está el teléfono se encuentre cerca de éste.
Sino porque mi papá estaba hablando a gritos. Y tampoco era porque estuviese enojado con mi abuelita o porque hubiese problemas de interferencia en el contacto telefónico.
Mi abuelita progresivamente se ha ido quedando sorda, después de una operación al corazón que se tradujo en un marcapaso y la muerte de mi abuelo en el año 95, y la respectiva soledad que trajo consigo eso, el deterioro de ella ha sido feroz.
Creo que la soledad ha sido lo que más le ha afectado.
Hoy, finalmente una de sus hijas (hermana de mi papá), ha decidido llevarsela a vivir con ella.
Sin embargo, anoche repare en unas palabras que decía mi papá, medio envuelto en el espirítu navideño propio de estas fechas.
Decía: "que la felicidad, lamentablemente nunca era completa. Que él se sentía feliz y dichoso de que estuviesemos en familia, sanos y bien; pero que le daba mucha pena no poder siquiera tener un contacto fluído con su mamá".
Lo lamenté, y es que aunque debo confesar que con mi abuela paterna el feeling no es mucho; las palabras de mi papá me hicieron reflexionar en lo difícil que es el camino de ver envejecer a tus padres.
Uno como hijo, siempre los ha visto como adultos, los admira, los mira siempre para arriba, los respeta y la palabra de ellos en muchos casos hasta es ley.
Los ve Jóvenes, vigorosos, trabajadores, incansables, capaces de todo. A veces también muy humanos, pero casi todopoderosos al fin.
Y a pesar de que sé que me quedan bastantes años para ver a mis padres, muy canosos, viejitos y con achaques, me cuesta un kilo imaginarmelos de esa manera.
Nunca les he preguntado a mis papás como ha sido el trance de ver envejecer a sus padres y saber que ahora ya no son ellos los que dependen de sus padres, sino un poco sus progenitores.
El tema es que la vida es un círculo definitivamente...
Y como hoy les toca a mis abuelos, mañana les tocará a mis padres, y después me tocará a mi.
Lo importante es tratar de nuestros padres se cuiden para que su vejez sea óptima y podamos disfrutar de ellos como en los viejos tiempos.

7 comentarios:

Natho47 dijo...

ojo las canas,como a mi me aparecieron a los 35 todo depende saludos.
sin duda a todos nos tocarà el envejecimiento .el paso del tiempo es inexorable

Då®th Pëgå$ø Nåzgü£ † ™ dijo...

justo estoy escuchando live forever de oasis

creo ke es eso lo ke todos keremos papas e hijos

nos leemos

Nacho dijo...

La vejez es un proceso imparable. Nos iguala a todos: pobres, ricos, buenos, malos...

Lo único que tiene valor es haber sido buena gente con las personas que te vivieron, porque éllos te devolverán lo que sembraste.

El amor que siembres será el que recibas.

Pato Larraín dijo...

Interesante tu análisis ya que en la medida que nos vamos poniendo más viejos empezamos a comprender esas cosas que de chicos es imposible entender. El amor de los padres para con los hijos es infinito y tiene que ser correspondido en algún minuto.

Saludillos
PL

Anónimo dijo...

Yo siempre he tenido canas, como buen Dúnadan...

La sabiduría de los que ya recorrieron el Mundo es lo mejor que se pueda enseñar a nuestra Juventud... Nada más cierto, ya que mis Maestros fueron el circulo de la Vieja Guardia, camaradas de Armas de mi Padre, aqui en mi casa, ya vivian como Hobbits, pero eran como los Eldar en el Conocer, que siempre desde pequeño escuché atentamente...

Cuando sea ya un viejo, me quitará las ropas mundanas, vestiré una larga túnica y eureka!, he aqui Elrond... y enseñaré lo aprendido a los pequeños -con mucho amor-, claro que no será la historia escrita por asesinos de héroes, sino la Historia tal como fue relatada por los Vencidos...

Que el Sol Ilumine sus Caminos...

Nos encontramos, por aquel Sendero...

david dijo...

uff! lamento no ser tan profundo como los anteriores... de todo lo que tuve, tengo o tendré, lo único seguro siempre estará marcado por la muerte, de los que amo, de los q deteste (ninguno hoy en día) y la mía también... si eso es seguro, por ahora me aferro a lo que pasará quiéralo o no... vivo y soy feliz

solo eso, llegue a tu blog pinchando en "siguiente" y me quedé leyendo... me gustó

Anónimo dijo...

lindo post. A mi me queda una abuela y por la distancia no la veo mucho. Ella igual a estado medio mal en el último tiempo, pero tiene a todos sus hijos muy cerca.
Es de esperar que nosotros seamos capaces de entregarles tanto amor a nuestros hijos para que cuando necesitemos de ellos ni siquiera lo piensen y estén ahí.
Un beso y feliz año 2006.
no olvides visitar www.juanpablortizmoreno.blogspot.com