Les contaré que hoy escribo con felicidad y esperanza, a pesar de haber tenido una semana dura. Hoy es viernes y ya casi estoy por poner la carta de ajuste, pero con la cara llena de risa, como diría mi mami.
Y es que podrían creer que uno todavía puede confiar en el sistema y darse cuenta que aún existen bastiones o pequeños goles que uno le pùede pasar a las estructuras sociales.
Nunca, pero nunca le he tenido mucha confianza a los concursos públicos para postular a trabajos y es que eso de los concursos de papel, los palos blancos y el hecho de que algunos sean puro bluf, siempre es una posibilidad cierta y más que cierta. Prácticas bastantes adquiridas, sobre todo en el sector público.
Hace unas semanas, mi papá postuló al cargo de director en la Comuna de Talca. De muchos postulantes, el ganó para estar en las quinas y después en las ternas.
Hoy, lo llamaron y ganó.
Quizás si lo cuento así, no tiene nada de relevante. Lo relevante Sres, es que mi santo (bueno no tanto, jajaja), no tiene contactos políticos, ni un amigo, ni un pariente, ni siquiera un conocido que le haga la bandeja o lo bypasee para avanzar en los concursos. Ganó solito y junto con sentirme tremendamente orgullosa de él, esto me hace creer nuevamente en el tan vilipendiado sistema, aunque sea por un tiempo.
Cariños
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